Cuando lloré de dolor y de verguenza.
SU ACTUACIÓN FUE "INMORAL" E "IRRESPONSABLE"
Blanco acusa al PP de "cobarde" por "escudarse tras las víctimas" para criticar al Gobierno
Así están las cosas. Don Pepiño dando lecciones de moralidad y de valentía. Cosas veredes...Sí, las víctimas no deben ser utilizadas, pero antes, no deben ser ignoradas o negadas. Cualquier progre tayudito o cualquiera que lo haya sido, recordará los años de plomo, en los que la izquierda miraba para otro lado ante los asesinaos de ETA. "En cierto modo éramos aliados, la muerte de Carrero aceleró al transición, los muertos, salvo daños colaterales eran de las fuerzas armadas o de seguridad, de derechas en todo caso..." Después cuando empiezan a asesinar a políticos de izquierdas, a ciudadanos indiscriminadamente, la izquierda empieza a reaccionar. La ejecución anunciada de M. A. Blanco, pareció marcar un punto de inflexión sin retorno. Desde luego lo fué para el que suscribe, que lloró de dolor por la muerte del concejal y de verguenza por las otras muertes que no condené, que arropé que justifiqué, por las familias rotas que no quise ver, por los niños muertos cuyo pecado fue ser hijos de guardia cívil. Lloré por mi propia miseria moral, que tan claramente veo ahora en ZP o Pepiño. Miserables sin arrepentimiento.
Blanco acusa al PP de "cobarde" por "escudarse tras las víctimas" para criticar al Gobierno
Así están las cosas. Don Pepiño dando lecciones de moralidad y de valentía. Cosas veredes...Sí, las víctimas no deben ser utilizadas, pero antes, no deben ser ignoradas o negadas. Cualquier progre tayudito o cualquiera que lo haya sido, recordará los años de plomo, en los que la izquierda miraba para otro lado ante los asesinaos de ETA. "En cierto modo éramos aliados, la muerte de Carrero aceleró al transición, los muertos, salvo daños colaterales eran de las fuerzas armadas o de seguridad, de derechas en todo caso..." Después cuando empiezan a asesinar a políticos de izquierdas, a ciudadanos indiscriminadamente, la izquierda empieza a reaccionar. La ejecución anunciada de M. A. Blanco, pareció marcar un punto de inflexión sin retorno. Desde luego lo fué para el que suscribe, que lloró de dolor por la muerte del concejal y de verguenza por las otras muertes que no condené, que arropé que justifiqué, por las familias rotas que no quise ver, por los niños muertos cuyo pecado fue ser hijos de guardia cívil. Lloré por mi propia miseria moral, que tan claramente veo ahora en ZP o Pepiño. Miserables sin arrepentimiento.
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